KnoWhy #224
"¡Ay de aquel que desdeñe los hechos del Señor; sí, ay de aquel que niegue al Cristo y sus obras!"
3 Nefi 29:5
KnoWhy #201
"He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo".
3 Nefi 11:10
KnoWhy #196
"Nefi clamó a los del pueblo... y les predicó el arrepentimiento y la remisión de pecados. Ahora bien, quisiera que recordaseis también, que no hubo ni uno de los que llegaron a arrepentirse que no fuese bautizado en el agua".
3 Nefi 7:23-24
KnoWhy #155
"Sí, en verdad, en verdad os digo que si todos los hombres hubieran sido, y fueran y pudieran siempre ser como Moroni, he aquí, los poderes mismos del infierno se habrían sacudido para siempre; sí, el diablo jamás tendría poder sobre el corazón de los hijos de los hombres"
Alma 48:17
KnoWhy #144
"Sí, hijo mío, te digo que no podía haber cosa tan intensa ni tan amarga como mis dolores. Sí, hijo mío, y también te digo que por otra parte no puede haber cosa tan intensa y dulce como lo fue mi gozo"
Alma 36:21
KnoWhy #132
"Ahora pues, muy amados hermanos míos, ya que Dios ha quitado nuestras manchas, y nuestras espadas se han vuelto lustrosas, no las manchemos más con la sangre de nuestros hermanos"
Alma 24:12
KnoWhy #120
"Sí, humillaos así como el pueblo en los días de Melquisedec, quien también fue un sumo sacerdote según este mismo orden de que he hablado, que también tomó sobre sí el sumo sacerdocio para siempre".
Alma 13:14
KnoWhy #59
"Y ahora, quisiera preguntaros, amados hermanos míos, ¿cómo cumplió el Cordero de Dios con toda justicia bautizándose en el agua? ¿No sabéis que era santo? Mas no obstante que era santo, él muestra a los hijos de los hombres que, según la carne, él se humilla ante el Padre, y testifica al Padre que le sería obediente al observar sus mandamientos".
2 Nefi 31:6–7
KnoWhy #58
"Y ahora bien, he aquí, esta es la doctrina de Cristo, y la única y verdadera doctrina del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, que son un Dios, sin fin. Amén".
2 Nefi 31:21
KnoWhy #30
He aquí, mi alma se deleita en las cosas del Señor y mi corazón medita continuamente en las cosas que he visto y oído. Sin embargo, a pesar de la gran bondad del Señor al mostrarme sus grandes y maravillosas obras, mi corazón exclama: ¡Oh, miserable hombre que soy! Sí, mi corazón se entristece a causa de mi carne. Mi alma se aflige a causa de mis iniquidades.
2 Nefi 4:16–17